Trabajo en el nivel de
preescolar, sin embargo fui egresada de Normal Primaria, había escogido este
nivel porque donde vivía seguido me buscaban para ayudar a estudiar a mis
compañeros, me imaginaba maestra de primaria como mi profesor de sexto año.
Sin embargo llegue a ser
educadora porque un año antes de que nos graduáramos (1985), nuestra escuela
mater, el Benemérito Instituto Normal del Estado, conocedor de que la oferta
laboral estaba siendo disminuida para el nivel primaria, nos ofertó estudiar al
mismo tiempo que cursábamos el cuarto año de normal un curso de nivelación para
ser educadoras o para ser maestros de educación especial. Reconozco que mi
deseo inicial no era ser educadora sino maestra de primaria.
Yo me quede en preescolar.
Durante ese año aprendí lo más básico para poder ser maestra de niños de 3 a 5
años de edad, reconozco que esas materias me habilitaron de manera muy
rudimentaria para ser educadora, por lo tanto mi primer problema fue el carecer
del perfil de egreso idóneo para ese nivel educativo.
Cuando ya estuve frente a un
grupo de preescolar me percaté de que necesitaba conocer más, pues los que
sabía era propio para alumnos más grandes, esta necesidad me llevó a fijarme en
lo que hacían mis compañeras educadoras y a través de observarlas fui
implementando lo que me gustaba o me hacía falta para realizar clases más
acordes a la edad de mis alumnos, aunque siempre traté de llevarlos a procesos
mentales que los ayudarían para cuando ya estuvieran en primaria, esta
combinación de saberes y haceres fortaleció mucho el aprendizaje de los
alumnos, pues los padres de familia al paso de los años me agradecían la forma
en que había enseñado a sus hijos. Lo anterior
fue y ha sido una de mis principales satisfacciones al ser docente. El haber
contribuido a mejorar la vida de mis alumnos.
El ansia de mejorar me llevó a
asistir a muchos cursos que me permitieron saber algo nuevo y útil para ser
maestra de jardín de niños. No obstante sentía que necesitaba estudiar más, por
ello ingresé a la Licenciatura en Educación LE-94 en UPN, escogí materias que
fortalecieran la gestión y el nivel de preescolar, pues ambos saberes
necesitaba para poder desempeñarme bien como directora comisionada con grupo.
Pero lo aprendido en la licenciatura me llevó a seguir estudiando e ingrese a
la Maestría en Formación docente en el Ámbito Regional en UPN, esta me habilitó
para poder trabajar como asesora de docentes, realizar trabajos de investigación
y mejorar mi labor directiva a través de liderazgo académico.
A la par de mi deseo de aprender
cada día más para ser buena maestra y directora comisionada, me enfrenté a
problemas de salud, mi columna ya no respondía igual que cuando empecé a
trabajar como educadora, se me dificultaba agacharme para platicar, ayudar o
consolar a mis alumnos. Ambas situaciones fueron el detonante para participar
en el concurso escalafonario para directora técnica lo que sucedió en el 2005.
A través de estar en constante
capacitación he logrado atender una de mis preocupaciones laborales, el ser una
maestra eficiente, que haga su trabajo, movilizando sus competencias para la
vida lo mejor que puede.
El ser titular de la dirección me
enfrentó a nuevos retos, ahora debía poner en práctica también el liderazgo
formal. Como en todo existieron compañeros dispuestos a colaborar y unos
cuantos que requirieron de mayor motivación, pero creo que he logrado ir
mediando entre sus expectativas y las del sistema escolarizado.
Ser directora primero y luego
supervisora me han implicado estar en constante confrontación de lo que hago
con lo que debo hacer, el prepararme para ser un agente gestor no solo a nivel
de aula, a ser ejemplo de trabajo, a buscar congruencia en mi actuar y motivar
a otros para perseguir metas en común y sobre todo a buscar la
profesionalización de nuestro hacer.
Las dificultades a las que
constantemente estamos expuestos como directivos, tales como la insuficiencia
de recursos, locales inadecuados, conocimientos que constantemente se están
modificando, incremento en lo exigido administrativamente, falta de
colaboración de algunos compañeros, modificación de planes de estudio y de los
sistemas de enseñanza, contextos sociales adversos, desvalorización de la
profesión, confrontación de los valores ejercidos, me han afectado en algún
momento de mi trayectoria docente, sin embargo siempre he buscado alternativas
para reducirlos, pues es vital mantener una visión positiva de lo que pasa para
poder ser propositiva.
Esa actitud he mantenido hasta la
fecha y me ha permitido tener muchas
satisfacciones, algunas de ellas son que los individuos con los que he trabajado
me hablan con gusto y me reconocen como alguien que en algún momento los ayudó a ser mejores
personas, que los trató con respeto y que buscó mejorar el servicio.
Creo que cuando hay problemas,
insatisfacciones o enojo lo mejor que se puede hacer es ser reflexivo, hay que
buscar el origen, una vez identificado lo que ocasiona la situación solo resta
buscar respuestas, para ello es necesario estudiar, investigar, planear,
actuar, evaluar y volver a redireccionar el esfuerzo propio y el de los
involucrados porque es mejor ocuparse que preocuparse, se que debo aplicar la
normatividad, pero por lo regular antes de cumplir con la parte punitiva que la
función tiene, prefiero generar procesos de mejora y de autosuperación de
manera consciente.
Considero que mi meta es ayudar a
crear instituciones participativas, donde todos los actores educativos se
involucren para atender las necesidades que demandan las comunidades para
mejorar la calidad de vida de sus pobladores.
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